domingo, 6 de julio de 2008

¿Fin de la autoría literaria?


Partamos de un hecho real: la “autoría literaria” –entendida como el esfuerzo intelectual individual relacionado con el libro como mercancía- era prácticamente desconocida antes de la tecnología de la impresión.
Las reproducciones mecánicas de un mismo texto crearon un público lector, y fue a partir de entonces que se comenzó a dar un proceso de pérdida de identidad de los autores. Proceso que en la actualidad llega a su máxima expresión: Internet es el ejemplo más claro de ello.
Si bien la invención de la imprenta suprimió el anonimato, hoy la utilización de la Web 2.0 ayuda a enfatizar la aparente idea de inexistencia de la propiedad privada.
El esfuerzo intelectual individual ya casi no se reconoce: hoy cualquiera puede ser escritor, editor y lector a la vez. La unidireccionalidad de la comunicación hace tiempo se quebró, y el dinamismo con el que entendemos ahora al término refleja que el trabajo en equipo sucede al esfuerzo privado.
Marshall McLuhan, teórico sociocultural del siglo XX, en El medio es el masaje confirma nuestra hipótesis afirmando que “Cuanto más entran en juego las nuevas tecnologías, menos y menos convencida está la gente del valor de la expresión individual.” En sus estudios concluye que la tecnología electrónica ha remodelado y reestructurado los patrones de la interdependencia social y todos los aspectos de la vida privada.
Nosotros entonces nos cuestionamos: ¿Hasta qué punto es favorable para los escritores que sus textos puedan encontrarse en la Web? ¿Qué sucede cuando se tergiversan los escritos, ya sea voluntariamente o no? ¿La publicación virtual atenta contra su “autoría literaria” o más bien juega a favor por el hecho de que así tendría mayor alcance?

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